El día en que Marceline cumplió 10 años no le hicieron una fiesta, ni siquiera le dieron una tarta de cumpleaños pero fue el mejor cumpleaños que jamás pudo soñar…
Su madre le regaló un charco, Marceline al principio miró el charco en la puerta de casa sin saber muy bien que decir, pero su madre la invitó a descalzarse y a meter los pies dentro de el.
De pronto notó entre sus dedos pececillos de colores y asombrada vio como saltaban y empezaban a volar…
¡El regalo no era el charco, eran maravillosos peces voladores!
Precioso cuento y preciosas ilustraciones, muy bien guapa.
ResponderEliminarGracias tito, por tus visitas y por tus comentarios. Un beso muy grande.
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